Fracaso
A*Desk encargo editorial
Texto que forma parte del encargo editorial para A*Desk para el mes de mayo del 2019
«Soy una puta máquina aceptando fracasos, no tengo problemas llegado el caso»
Los Punsetes, Aceptamos fracaso, 7 pulgadas, 2007.
Cagadas es como titulamos al proyecto que recopila nuestros fracasos. Recoge dossieres rechazados en convocatorias oficiales. Un registro de todo aquello que no tuvo lugar, pero que fue concebido e imaginado desde una objetualidad que nunca llegó a ser mostrada[1]. Una propuesta que no se aleja en exceso de la Biblioteca Brautigan, compuesta por manuscritos de libros rehusados y no publicados; o de La Sociedad Perpendicular, que colecciona proyectos artísticos no realizados; o de Una cantidad considerable de trabajo,[2] que retoma la iniciativa del Salon des Refusés, para mostrar dossieres rechazados pero, esta vez, localizados en convocatorias de Barcelona. Todos estos proyectos señalan ausencias, con la voluntad de fijar y retener lo que en su momento se consideró desprovisto de interés. Un intento de rescatar y compartir lo que no pudo ser, no por un gusto por la nada, sino por la curiosidad que nos despierta aquello que se nos niega. El fracaso aparece en todos ellos como un concepto laxo que se puede deconstruir, como si no existiera realmente: lo que nos expulsa de un grupo, nos incluye en el otro.
Este editorial es una invitación a pensar sobre el sentido poético, conceptual, político y humano del fracaso, mostrando aquello que escondemos sometidas bajo las lógicas productivas del éxito: un alegato de Pilar Cruz a despistar al capitalismo a través de fórmulas como la de dejar de intentarlo; un epic fail en toda regla, donde junto a Ricardo Duque destapamos los procesos y las tripas de la deriva, un acto colectivo en donde además de diluirse la responsabilidad, se nos muestra la dependencia de un contexto que nos atraviesa y favorece o entorpece nuestras intenciones; Laura Benítez y el éxito como un imaginario trampa que nos convierte en nuestros propios explotadores, persiguiendo de manera insaciable un sí y cuyas contradicciones se interrumpen a ritmo de riff en la pista de baile; un report de fracasos cotidianos entre Bernhard Garnicnig y Jamie Allen, un juego desde el que suspender el propio concepto de eficiencia para transformarlo en elemento de subversión. Una invitación, en definitiva, a enorgullecernos de nuestros fracasos, sin más, porque “no hay Dios ni hay Ley que a contradanza no se pueda bailar”.[3]
[1] Este proyecto fue inicialmente presentado en la convocatoria Premio Miquel de Casablancas, dentro de la categoría publicación en el 2007 donde también fue rechazado. Recientemente ha sido rescatado por la editorial Los Cinco Delfines, de mano Enric Farrés Duran, para ser publicado.
[2] Iniciativa a cargo de Helena Vinent, Júlia Salvador, Roc Domingo, Joan Pallé, Natalia Carminati, Víctor Hermoso y Efrén Álvarez.
[3] “Soneto teológico” en Agustín García Calvo. Sermón de ser y no ser. Zamora: Editorial Lucina, 1980.